Gritándole a los niños: efectos a largo plazo

Gritándole a los niños: efectos a largo plazo
Gritándole a los niños: efectos a largo plazo

[CUIDADO] Los GRITOS y CASTIGOS dañan el CEREBRO infantil 🤯

[CUIDADO] Los GRITOS y CASTIGOS dañan el CEREBRO infantil 🤯

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Anonim

Si eres padre, sabes que a veces las emociones te dan lo mejor de ti. De alguna manera, los niños realmente pueden presionar esos botones que no usaste. Sé que tuviste. Y antes de que te des cuenta, gritas desde lo más alto de tus pulmones. No eres el único que hace eso y tus sentimientos de frustración parental son normales. La buena noticia es que puedes cambiar el forma en que hablas con tus hijos, pasando de un monólogo que grita a un diálogo respetuoso.

¿Por qué los padres gritan?

La respuesta corta es porque nos sentimos abrumados o enojados, lo cual nos hace elevar nuestras voces, pero rara vez resuelve la situación. Puede calmar a los niños y hacerlos obedientes por un corto tiempo, pero no los hará corregir su comportamiento o sus actitudes. En resumen, les enseña a temer usted en lugar de un entender sus consecuencias de sus acciones.

Los niños dependen de sus padres para aprender. Si la ira y la agresión asociada, como los gritos, son parte de lo que un niño percibe como "normal" en su familia, su comportamiento reflejará eso. La educadora y educadora de padres Laura Markham, Ph. D., tiene un mensaje claro: su trabajo número uno como padre, después de garantizar la seguridad de sus hijos, es administrar sus propias emociones.

Los efectos de gritar

Si alguna vez le han gritado, sabe que una voz fuerte no aclara el mensaje. Tus hijos no son diferentes. Gritar hará que se desconecten y la disciplina será más difícil, ya que cada vez que eleves la voz disminuye su receptividad.

Investigaciones recientes señalan que los gritos hacen que los niños sean más agresivos, física y verbalmente. Gritar en general, sin importar el contexto, es una expresión de enojo. Atemoriza a los niños y los hace sentir inseguros. La calma, por otro lado, es tranquilizadora, lo que hace que los niños se sientan amados y aceptados a pesar del mal comportamiento.

Si gritar a los niños no es algo bueno, gritar que viene con insultos verbales e insultos puede calificarse como abuso emocional. Se ha demostrado que tiene efectos a largo plazo, como ansiedad, baja autoestima y aumento de la agresión. También hace que los niños sean más susceptibles al acoso ya que su comprensión de los límites saludables y el respeto por sí mismos son sesgados.

Alternativas para elevar tu voz

Los niños que tienen una fuerte conexión emocional con sus padres son más fáciles de disciplinar. Cuando los niños se sientan seguros e incondicionalmente amados, serán más receptivos para dialogar y escuchar antes de que un conflicto se convierta en un episodio de gritos de enojo.

Así es cómo puedes practicar una disciplina positiva que no implique gritar.

1. Tómese un tiempo de espera

Escúchese antes de enojarse tanto que pierda el control y eleve la voz. Al alejarse de la zona de conflicto por unos momentos, te das la oportunidad de volver a evaluar y respirar profundamente, lo que te ayudará a calmarte.También les enseña a sus hijos sobre los límites y el manejo de las emociones fuertes de una manera saludable.

2. Hablar sobre las emociones

La ira es una sensación normal de la que se puede aprender si se maneja adecuadamente. Al reconocer todas las emociones, desde la alegría y la excitación hasta la tristeza, la ira, los celos y la frustración, le estás enseñando a tus hijos que todos son parte de nuestro repertorio humano. Hable sobre cómo se siente y anime a sus hijos a hacer lo mismo. Les ayudará a desarrollar una actitud respetuosa hacia sí mismos y hacia los demás y a formar relaciones sanas en la vida.

3. Aborde el mal comportamiento con calma, pero con firmeza

Los niños se portan mal ocasionalmente. Eso es parte de crecer. Hábleles de una manera firme que deje intacta su dignidad, pero que deje en claro que ciertos comportamientos no son tolerados. Llegue a su nivel de vista en lugar de hablarles desde lo alto o desde lejos. Al mismo tiempo, recuerde reconocer el comportamiento respetuoso y la resolución de problemas entre ellos.

4. Usa las consecuencias, pero deja de lado las amenazas

Según Barbara Coloroso, autora de "¡Los niños lo valen! "Usar amenazas y castigos crea más sentimientos de enojo, resentimiento y conflicto. A la larga, evitan que su hijo desarrolle disciplina interna.

Las amenazas y el castigo humillan y avergüenzan a los niños, haciendo que se sientan inseguros. Por otro lado, las consecuencias que abordan un comportamiento en particular, pero que vienen con una advertencia justa (como quitar un juguete después de explicar que los juguetes son para jugar, no para golpear) ayudan a los niños a tomar mejores decisiones.

Una palabra sobre las necesidades básicas

Satisfacer las necesidades básicas, como el sueño y el hambre, mantiene contentos a los niños y contribuye a un mejor comportamiento general. Además, establecer rutinas les ayudará a estar menos ansiosos y a reducir el riesgo de actuar mal.

Si ocurre un grito

No importa cuán buena sea su estrategia de prevención de gritos, a veces elevará su voz. Está bien. Acéptalo y discúlpate, y tus hijos aprenderán una lección importante: todos cometemos errores y tenemos que disculparnos.

Si sus hijos gritan, recuérdeles los límites y cómo los gritos no son una forma aceptable de comunicación. Necesitan saber que estás listo para escuchar, siempre y cuando muestren respeto.

Modele lo mismo dejándose tiempo para enfriar los motores antes de hablar con sus hijos cuando se sienta molesto o abrumado. Los ayudará a crear hábitos para toda la vida que faciliten la gestión de conflictos. Eso les enseñará a sus hijos a comprender sus errores, los de ellos y los de otras personas, y que el perdón es una herramienta importante para la comunicación saludable en una familia.

Si hasta ahora ha confiado en gritar para disciplinar a sus hijos, probablemente esté viendo los efectos de esto:

Sus hijos podrían depender de los gritos para transmitir sus mensajes entre ellos.

  • Ellos responden e incluso te gritan en lugar de solo hablar respetuosamente.
  • Su relación con ellos es inestable y volátil hasta el punto de no poder comunicarse de manera saludable.
  • Es posible que se alejen de usted y se vuelvan más influenciados por sus pares que usted.
  • Puedes cambiar todo eso. Comience por tener una conversación sincera con sus hijos sobre lo incorrecto de gritar y por qué manifestar su enojo de esa manera no es saludable.

Haga de su hogar un ambiente tranquilo donde las personas se comuniquen con respeto y reconozcan los sentimientos de los demás sin culpar, avergonzar o juzgar. Un compromiso abierto mantiene el diálogo abierto y hace que todos en la familia rindan cuentas.

Si cometes errores, no te rindas. No es un camino fácil, pero vale la pena todos los esfuerzos.

¿Tu enojo es demasiado profundo?

Si su ira a menudo se extiende a sus hijos y tiene problemas para controlar su temperamento de forma regular, reconocer que tiene un problema es el primer paso para aprender a manejarlo. Esto lo ayudará a sentirse mejor consigo mismo y a comunicarse de manera calmada y amorosa con sus hijos.

Según la Asociación Estadounidense de Terapia Matrimonial y Familiar, algunos de los signos que apuntan a un problema de enojo incluyen:

enojarse de manera inapropiada por problemas aparentemente menores

  • experimentar síntomas relacionados con el estrés como presión arterial alta, estómago dolor o ansiedad
  • sentirse culpable y triste después de un episodio de ira, aunque ver el patrón repetir a menudo
  • participar en conflictos con otras personas en lugar de tener diálogos respetuosos
  • Un terapeuta puede ayudarlo a desarrollar maneras de mantener la calma y evite los estallidos y también lo ayude a reparar los efectos dañinos del enojo en su relación con sus seres queridos.